domingo, 4 de diciembre de 2016

Tiempo de vida de una pala

¿REPARAR MI PALA O COMPRARME OTRA?

Creo que todos los padeleros nos hemos hecho esta pregunta alguna vez. Las palas de pádel como cualquier otro artículo deportivo con el uso de deteriora, y más cuando es un producto que en cada sesión recibe innumerables golpes. Aunque los fabricantes se esfuerzan en mejorar los compuestos y crear nuevas fórmulas con tejidos innovadores, consiguen aumentar el tiempo de vida de la pala pero no la hacer inmortal.

La pala de pádel puede durarnos más o menos tiempo. Esto dependerá principalmente de varios factores, primero la calidad del producto y luego el uso que de ella hagamos. Cómo es lógico si disponemos de una pala de alta calidad, bien ensamblada, con un carbono de alta gama, buenos compuestos y correctos acabados dispondremos de un artículo con gran esperanza de vida.

Por desgracia esto de la calidad no es suficiente. El uso que hagamos de la pala determinará lo que nos dure, si somos grandes pegadores y castigamos mucho la pala, nos durará menos. Los remates duros, planos y cerca del marco son golpes especialmente delicados y muchas veces nuestra pala se rompe por ahí.

¿Por qué invertir en una pala de calidad?
 Precisamente porque una buena pala debería de soportar esos remates duros por lo menos unos meses. Si tu pala se rompe en pocos partidos debe ser porque no es de buena calidad, o bien porque ha salido con alguna tara, en cuyo caso se debe acudir al establecimiento donde se adquirió o directamente a la marca, que debería de peritar la rotura y obrar en consecuencia.

Existen marcas de pádel en el mercado como Diamond Padel, que además de fabricar palas de gran calidad se preocupan que sus palas sean resistentes y duraderas. Una pala de pádel de calidad no debería de superar los 200 euros y en esta marca se cumple.

Pala de calidad. No superior a 200 euros. Diamond Padel 10KP-XTR


Pero entonces, ¿Basta con una pala de calidad?
Pues no, cualquier pala terminará rompiendo. Las palas de pádel reciben muchos golpes fuertes. Su punto dulce es la zona de impacto que soporta infinidad de bolazos. Y sólo será cuestión de tiempo que se agriete por algún punto.

Sin embargo, en muchos casos la pala no se rompe por fatiga del punto dulce, sino porque la raspamos mucho, o la golpeamos contra el suelo, contra el cristal o contra la pala de nuestra pareja. En ocasiones se puede llegar a romper por golpear con la rodilla o con el tobillo, en esos momentos por desgracia descubrimos lo duras que son las palas de pádel.

El correcto uso de la pala será determinante para prolongar su tiempo de vida. Si nos cabreamos porque cometemos un fallo y lo pagamos con nuestra pala entonces puede que nos dure realmente poco.

El cuidado de la pala cuando no está en la pista también es importante, la temperatura y la humedad puede hacer que la pala pierda las propiedades naturales y con ello disminuya su resistencia. O bien se deteriore prematuramente y cambie su comportamiento.

Si nuestra pala nos ha durado años, y somos de los de jugar todas las semanas, debemos de ser conscientes que aunque las fibras no se hayan roto, el núcleo de espuma seguramente haya perdido elasticidad. Como cualquier material la espuma de polietileno, que es el compuesto con el que están fabricados el total de las palas del mercado, termina perdiendo propiedades de elongación y tiempos de recuperación. Así que es completamente normal que nuestra pala con los años se quede un poco más blanda o dura, que vayamos apreciando este fenómeno muy poco a poco.

Debido a esto, muchas veces aunque estemos muy contentos con nuestra pala, porque la tenemos mucho tiempo y nos ha dado muchas alegrías, cuando rompe nos compramos otra igual y nos llevamos una decepción porque no va igual que la antigua. Esto se suele deber al deterioro del núcleo de la pala.
Siempre que busquemos exactamente la misma marca, modelo y año. Porque el mismo modelo y año diferente nos podemos encontrar con palas completamente distintas, en cuanto a su funcionalidad.

Por último, os dejamos un consejo:

Cuando nos dejan una pala para probar tenemos tendencia a golpearla con la palma de la mano para comprobar su tacto. Debemos de llevar cuidado de no dañarla, el hueso de la mano es mucho más duro que la bola y si la damos fuerte podemos provocar incubaciones de roturas. Las palas están diseñadas para resistir frente a bolas de goma, si le damos con algo más rígido podemos generar una rotura en las fibras por sobr estiramiento.

¡Hasta la próxima padeleros!